Lo mejor de la artesanía de Mallorca a tus pies

La artesanía vinculada al calzado en Mallorca viene de antiguo, arranca en la Edad Media y llega hasta nuestros días. En MONGE, trabajamos mano a mano con artesanos de la isla que, con mucho mimo y dedicación, confeccionan cada uno de nuestros pares.

La tradición del calzado en Mallorca entronca con los gremios de zapateros que se desarrollaron en la zona tras la conquista de la isla por parte del Rey Jaime I de Aragón en el siglo XIII. Esta industria que llega hasta nuestros días se ha hecho famosa internacionalmente hasta el punto de que abastecía de botas de cowboy a los Estados Unidos. Sí, aunque parezca increíble, esas características botas americanas se confeccionaban en Palma, Alaró y Llucmajor.

Cuero, piel trenzada, suelas de cuero y crepe naturales… El calzado de Mallorca se identifica con producto de primera calidad. Si tenemos que localizar la zona donde se produce la mayoría del calzado, habría que señalar en el mapa Inca, ciudad considerada el centro de la artesanía de la piel. Allí la historia del calzado se remonta al siglo XV donde fructificó una industria exportadora. Esta producción sufrió un bache coincidiendo con la pérdida de las colonias en el dramático año 1898, pero volvió a vivir una etapa de esplendor durante la primera mitad del siglo XX con un gran desarrollo que, con sus altibajos, ha llegado hasta nuestros días. En las últimas décadas, la manufactura del calzado se ha mantenido gracias a empresas de renombre internacional, en una de las cuales se curtió Pedro Monge, el fundador y creador de MONGE.

Qué mejor idea que ubicar la marca allí donde se encuentra el buen hacer de unos artesanos expertos en un trabajo ancestral. Así cuando creamos la firma en 2012, decidimos ubicar tanto el estudio como el taller de MONGE en Mallorca, desde donde trabajamos nuestro calzado con la herencia de esta manufactura centenaria pasada por un tamiz de diseño contemporáneo. Todos las piezas de MONGE están elaborados artesanalmente, cuidando la producción, dejando que el zapato madure en la horma el tiempo necesario para ofrecer solo excelencia.

Frente a la tendencia actual de apostar por otros estándares menos exigentes y deslocalizar la producción en busca de una mano de obra barata, desde MONGE apostamos firmemente por unos procesos realizados de forma artesanal, y es que creemos en una nueva era del calzado masculino “made in Mallorca”. Queremos ser una alternativa sólida basada en un lujo artesano, en ese savoir faire que redunda en un trabajo hecho a conciencia y de altísima calidad. Los numerosos pasos de su manufactura se notan en los detalles, el cuero, la puntada y la costura, con un interior que se adapta al pie como un guante. Todo ello hace de un par de MONGE piezas atemporales que no pasarán de moda.