Zapatos de ante, ¿Por qué no?

Los zapatos de ante son un clásico-básico en el armario masculino. Una suntuosa-y-a-la-vez-humilde piel que proyecta unas vibraciones bombásticas de buena calidad de altísima frecuencia.

Existe una leyenda urbana muy extendida que dice que los zapatos de este material son extremadamente delicados y se ensucian con la mirada. Pero lo que no se le reconoce a esta maravilla de piel de textura sedosa es que es la más robusta e idónea para el calzado “casual”, o como se decía antes, “sport”, ya que al contrario que la napa u otro tipo de pieles, el ante no se rasga ni araña.

Otra de las grandes virtudes del ante es que mejora en aspecto y personalidad con el tiempo y el uso.

Su peor enemigo son las sustancias grasas, pero desgraciadamente esto es un problema compartido por el común de las pieles.

Entonces… ¿Por qué esa animadversión universal hacia los zapatos de ante?

Si no vas a utilizarlos para ir a cultivar arroz o limpiar cuadras en un club de equitación, invertir en unos zapatos de ante de buena calidad no es ninguna locura. Con un buen cuidado pueden acompañarnos durante décadas. A continuación los pasos a seguir.

Todos los zapatos de ante MONGE reciben un tratamiento especial antes de llegar al cliente para protegerlos del agua y el polvo, “más vale prevenir que curar”. No estamos diciendo que con esto no se vayan a ensuciar, pero junto con una buena limpieza de mantenimiento de vez en cuando lucirán inmaculados.

Los 7 pasos para limpiar tus zapatos de ante:

  1. Utilizar una goma de borrar para las rozaduras o manchas difíciles. Las hay específicas para ante en tiendas especializadas pero también puedes emplear una goma como las que usabas en el colegio.
  2. Limpiar los zapatos con agua jabonosa. Utiliza un producto como “Saphir Omni Nettoyant”, perfecto para ello, pero también se puede usar un champú con PH neutro. Mézclalo con agua y aplícalo sobre la piel con un cepillo suave hasta conseguir una espuma densa.
  3. Aclarar la espuma con agua templada con la ayuda del cepillo, que habremos limpiado previamente. Así eliminaremos toda la suciedad restante.
  4. Quitar el exceso de agua de la piel con una toalla seca y dejar secar los zapatos alejados de los rayos directos del sol o fuentes de calor.
  5. Cuando estén completamente secos cepillarlos con un cepillo de cerdas metálicas especial para ante. Verás como éste vuelve a tener vida propia.
  6. Aplicar un spray protector para ante. Recuerda que “más vale prevenir que curar”.
  7. Cuando estén completamente secos volver a cepillar, con el cepillo de cerdas duras, para recuperar la textura original de la piel.

¡Y listo! Zapatos para lucir palmito de nuevo.